Un hombre solo se sienta en la terraza de un bistró parisino del barrio de Montparnasse. Presa de un leve trance provocado por el alcohol, empieza a soliloquiar en silencio. En su monólogo interior fluyen recuerdos vividos o librescos, observaciones causticas sobre las nimiedades que acontecen en la terraza, asi como un sinfin de agudas elucubraciones poetico-filosoficas que, llenas de momentos de gracia, destilan un finisimo humor en consonancia con la hermosa ligereza de su empresa: tomar el aperitivo. Alcanzando el cenit intimo de la paradojica lucidez que procura el alcohol, nuestro soñador recrea esos minutos profundos en que la ebriedad crea la ilusion de bailar en perfecta armonia con el mundo que nos rodea, sobre la cuerda tensa de la divagacion.Metafisica del aperitivo es un pequeño tratado vitalista y erudito que escudriña con ingenio uno de los pocos momentos que nuestro acelerado mundo todavia reserva a la contemplacion y al ocio creador. Una novela estatica que, sin embargo, nos sorprende con una inesperada peripecia final. Una obrita terapeutica para beber a pequeños sorbos.
Un hombre solo se sienta en la terraza de un bistró parisino del barrio de Montparnasse. Presa de un leve trance provocado por el alcohol, empieza a soliloquiar en silencio. En su monólogo interior fluyen recuerdos vividos o librescos, observaciones causticas sobre las nimiedades que acontecen en la terraza, asi como un sinfin de agudas elucubraciones poetico-filosoficas que, llenas de momentos de gracia, destilan un finisimo humor en consonancia con la hermosa ligereza de su empresa: tomar el aperitivo. Alcanzando el cenit intimo de la paradojica lucidez que procura el alcohol, nuestro soñador recrea esos minutos profundos en que la ebriedad crea la ilusion de bailar en perfecta armonia con el mundo que nos rodea, sobre la cuerda tensa de la divagacion. En esta breve novela introspectiva o estatica hallamos claras reminiscencias de Viaje alrededor de mi habitacion, de Xavier de Maistre, y de El viaje sentimental, de Laurence Sterne, pero sobre todo Fernando Pessoa, quien, al igual que nuestro narrador, escribio la mayoria de sus poemas a la caida de la tarde en mesas de cafes solitarios y nos brindo sus divagaciones metafisicas, luminosas e ironicas, al calor de la llama etilica. Metafisica del aperitivo es un pequeño tratado vitalista y erudito que escudriña con ingenio uno de los pocos momentos que nuestro acelerado mundo todavia reserva a la contemplacion y al ocio creador. Una novela estatica que, sin embargo, nos sorprende con una inesperada peripecia final. Una obrita terapeutica para beber a pequeños sorbos.