Fray Luis de León es una de las voces más señaladas del humanismo español, pues en sus excelsos versos se armoniza la cultura clásica, la sabiduría bíblica y la elocuencia cristiana. Su nombre permanece indisolublemente ligado a la Salamanca renacentista, en cuya Universidad se doctoro en Teologia, ejercio como catedratico y sufrio las luchas internas que lo llevaron a la carcel por su traduccion del Cantar de los cantares al romance y su cuestionamiento sobre la autoridad de la Vulgata.Las apasionadas rencillas que el agustino hubo de librar, nos ayudan a desmitificar la idea del poeta contemplativo alejado de las pasiones mundanas. Un temperamento batallador e intelectual como bien se aprecia en buena parte de esta Poesia completa, editada bajo la erudita mirada de Jose Palomares.POESIA EN EL SIGLO DE OROEn 1581, fray Luis compilo su corpus poetico y, manuscrito, lo dirigio a su amigo don Pedro Portocarrero con la intencion de fijar las composiciones y difundirlas. En este cancionero reconocemos una voz propia que sigue la sutileza de la poesia latina para dignificar la lengua romance.El catedratico clasifica sus poemas en un orden tripartito y ascendente. Las obras propias son seguidas por sus traducciones de autores clasicos y, como broche, ubica la traslacion de textos sagrados. Un concepto teologico de la poesia como verbo tocado por el aliento divino, “sentencias preñadas de grandes misterios”, que señalaria al escribir el Libro de Job en tercetos.En lo que a la materia poetica se refiere, la Oda I que celebra la vida retirada del “mundanal ruido” sirve como espejo de los principales temas luisianos. La soledad rustica, la armonia en tension con el desorden o la concepcion del hombre como un pequeño mundo que busca la paz interior. Un orden parejo con el sosiego y la armonia que el poeta sentia al escuchar sonar el organo de Salinas (Oda III). Fray Luis transitara otros asuntos como la dialectica entre el cielo y el bajo y torpe suelo de la “Noche serena” o la “Profecia del Tajo”, en la que trata sobre la perdida de España por la concupiscencia del rey Rodrigo y la Cava, con ecos del rapto de Helena que llevo a la destruccion de Troya.De principio a fin, desde la celebre lira “¡Que descansada vida…” hasta las quintillas “Aqui la envidia y mentira…”, el poemario luisiano debe leerse en dialogo con la tradicion literaria y solo desde ella se puede comprender en su plenitud.Asi lo apreciaron los lectores del s. XVI, que no valoraban menos sus versiones clasicas y biblicas que su poesia original, pues al trasladar a los clasicos (Virgilio, Horacio, Ovidio…), fray Luis recreaba y dotaba a los textos de una belleza propias. Las imitaciones de autores profanos le prepararon, pues, para emular la sencillez y majestad de las canciones sagradas. Y al abordar los salmos y otros poemas biblicos que hasta entonces no se habian cultivado en la lirica castellana, encontraremos tambien, una impronta clasica que nos deja testimonio de esta interrelacion entre las distintas tradiciones.En cuanto al Libro de Job en tercetos, uno de los libros mas complejos de la Biblia, se aborda como una traduccion libre, llena de amplificaciones esteticas y dramaticas, en la que algunos criticos han visto el trasunto dramatico de la agitada vida luisiana.A pesar de los mas de cuatrocientos años trascurridos desde su escritura, los versos de fray Luis siguen hablando al lector contemporaneo y hacen de este clasico admirado ayer y hoy, “el honor de la lengua castellana”, como lo calificaria en su momento el gran Lope de Vega.
Ver más