La Antología que ahora presentamos contiene una amplia selección de los poemas más representativos de Gabriel y Galán. En ellos el lector encontrará desde la sencillez y el canto de los valores tradicionales que aparecen en Castellanas, pasando por Extremeñas, donde la auténtica voz del pueblo, con sus rasgos dialectales y sus vulgarismos, se convierte en protagonista, elevando �a categoría literaria una norma sentida por sus propios usuarios como imperfecta e inferior�; hasta Campesinas, su última obra impresa publicada en vida del autor, en la que los aires dialectales conviven con los recuerdos infantiles. También el lector encontrará a los hombres, las labores del campo, las fiestas aldeanas y los temas religiosos que viven en las páginas de Nuevas Castellanas y Religiosas, los libros póstumos editados gracias a los amigos del poeta y en los que se reunieron poemas inéditos del autor. Una concisa y esclarecedora introducción, como es habitual en la colección Clásicos Castalia, orienta, sitúa y valora la figura y la obra de Gabriel y Galán.
Ficha técnica
Editorial: Castalia
ISBN: 9788470398872
Idioma: Castellano
Número de páginas: 234
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 02/04/2001
Año de edición: 2001
Plaza de edición: Madrid
Colección:
Clasicos Castalia
Clasicos Castalia
Número: 260
Alto: 18.0 cm
Ancho: 11.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por JOSE MARIA GABRIEL Y GALAN
«Nací –dice– de padres labradores, en Frades de la Sierra, pueblecillo de la provincia de Salamanca. Cursé en ésta y en Madrid la carrera de maestro de primera enseñanza. A los diecisiete años de edad obtuve por oposición la escuela de Guijuelo (Salamanca) donde viví cuatro años, y después, por oposición también, la de Piedrahíta (Ávila) que regenté otros cuatro años. Contraje matrimonio con una joven extremeña; dimití el cargo que desempeñaba, porque mis aficiones todas estaban en el campo, y en él vivo consagrado al cultivo de unas tierras y al cuidado y al cariño de mi gente, mi mujer y mis tres niños. Tengo treinta y cuatro años, y a escribir coplas dedico el poco tiempo que puedo robar a mis tareas del campo. Comencé a escribir poesías para Juegos Florales, y me dieron la flor natural en los de Salamanca, Zaragoza y Béjar, y otros premios en Zaragoza, Murcia y Lugo. Y nada más, si es que todo ello es algo. Mis paisanos, los salamanquinos, y lo mismo los extremeños, me quieren mucho, me miman. Yo también les quiero con toda mi alma, y con ella les hago coplas, que saben, mejor que yo, de memoria, porque las recitan en todas partes, y hasta las oigo cantar diariamente a los gañanes en la arada».