La cocina de Europa del Este rebosa recetas originales de las comunidades autóctonas de la región, al tiempo que refleja la influencia de los países vecinos: desde crujientes ensaladas y coloridos dips y untables, hasta sopas y guisos profundamente reconfortantes, una variedad de empanadillas y pasteles, y todo un universo de encurtidos y fermentados. Centrándose en las cinco hortalizas más habituales –col, remolacha, patata, zanahoria y setas–, celebra una filosofía culinaria basada en la asequibilidad, la estacionalidad, la sostenibilidad y, por encima de todo, el gran sabor.