El narrador de Los montes antiguos regresa a la casa familiar, en Soria, tras la muerte de su padre. Allí ha de hacerse cargo de una tierra que, lejos ya de la idealización de otros tiempos, reclama ahora el cuidado de los arboles, el desbroce de la maleza, los preparativos para combatir el fuego. En sus sucesivas estancias en este territorio de limites imprecisos, entre el campo y la pequeña ciudad de provincias, descifrara "un ritmo que no se acompasa sino a si mismo", el de una naturaleza que se sabe "lejos de la guerra de los argumentos". Pero, tambien, desvelara una callada e insidiosa conciencia de la Historia: la de aquellos hombres y mujeres olvidados (paisanos y forasteros, fugitivos, hombres de palabra, gentes de oficio pegado a la tierra, muchachas fabuladoras, visionarios del pasado, soñadores de la revolucion) por los que pasaron una republica y una guerra civil, las migraciones de la supervivencia, y la vida, en resumen, en sus aspectos mas tenues y reveladores.Con su bellisima prosa, impregnada de la viveza del habla popular, y una singular cadencia de pensamiento, entre la novela y el ensayo mas intuitivo, Los montes antiguos es una ambiciosa indagacion contra cualquier naturalismo ingenuo o nostalgia edulcorada. Contra el mito de un pais edenico, pero tambien contra la desmemoria. Una suerte de georgica virgiliana moderna atravesada por la contingencia que compara en el fiel de la balanza, con una misma sospecha, naturaleza e historia.
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