En el comportamiento diario del niño, actos aparentemente tan sencillos como garabatear, escribir el propio nombre, dibujar una persona o una carretera, plantean interesantes cuestiones acerca de la naturaleza infantil, la indole de la correspondiente habilidad y la esencia de su significado. En este volumen, la autora demuestra que los rasgos que exhibe la obra grafica infantil: economia, conservadurismo, principio de organizacion y de secuencia, constituyen cualidades de toda solucion de problemas y se pueden registrar en el propio pensamiento. La obra grafica infantil ha de ser considerada, no solo como "pensamiento visible", sino incluso como "trozo palpitante de vida".