El libro del buen amor, en el que cada nuevo investigador descubre nuevas sorpresas y matices, es como un espejo del rico lenguaje medieval y de muchas de las costumbres de la época. El libro aparece como un equilibrio de inteligencia, de análisis de la realidad, de contrapunto entre la carne y el espíritu. Las escenas de costumbres conservan el picante humor de su tiempo. Trotaconventos, la alcahueta, es un precedente muy claro de la Celestina, y doña Endrina, de la que, según su decir, se ha enamorado el arcipreste, un prototipo de mujer con todas las características de la época.
Ficha técnica
Traductor: Agustin del Saz
Editorial: Editorial Juventud, S.A.
ISBN: 9788426115317
Idioma: Castellano
Título original:
LIBRO DE BUEN AMOR
LIBRO DE BUEN AMOR
Número de páginas: 240
Tiempo de lectura:
5h 40m
Encuadernación: Tapa blanda
Año de edición: 1978
Plaza de edición: Es
Colección:
CLASICOS
CLASICOS
Alto: 17.5 cm
Ancho: 11.5 cm
Grueso: 0.1 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Juan Ruiz Arcipreste de Hita
Se conocen muy pocos datos de la vida de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. Debió transcurrir entre el año 1284 y el 1350, es decir, desde la muerte de Alfonso X el Sabio hasta la de Alfonso XI, cuyo reinado coincidiría con la madurez del escritor. Basándose en documentos del Vaticano, del Colegio de España en Bolonia y otros archivos eclesiásticos, algunos eruditos han construido una biografía de Juan Ruiz que resulta muy sugerente, aunque hay que decir que la mayoría de los hechos no están demostrados. Según Emilio Sáez y José Trenchs, Juan Ruiz de Cisneros, nacido en 1295 ó 1296, fue hijo ilegítimo de un noble de Palencia que, junto con su mujer, había caído prisionero de los moros. El mismo Juan Ruiz nacería en el territorio de al-Ándalus, y más concretamente en Alcalá la Real, en la actual provincia de Jaén, a 50 kilómetros de la ciudad de Granada. Siendo todavía niño, fue liberado e inició una carrera eclesiástica auspiciada por su tío paterno, el obispo de Sigüenza. Estudió en Montpellier y viajó probablemente a la corte papal de Aviñón. Tradicionalmente se ha venido hablando incluso de sus desavenencias con el obispo de Toledo, Gil de Albornoz, que provocaron su estancia en prisión.