Adolfo Castañón no es tanto un editor como, más justamente, un hombre de letras. Poeta, ensayista, traductor, profesor y académico de la lengua en México, la tarea editorial ha sido para él parte de la polimorfa estrategia orientada a poner la palabra escrita en el centro de una escena pública de la que parece estar fugándose con una velocidad cada vez mayor.Sus reflexiones sobre el mundo de la edición no son, por ello, uno más de los discursos para los cuales la edición es una de esas prácticas vintage, algo anticuado y de calidad pero sobre cuyo futuro hay bastante menos para decir que sobre su pasado.Sin proponérselo o, más justamente, sin imponérnoslo los ensayos recogidos en TRÓPICOS DE GUTENBERG. ESCENAS Y MITOS DEL EDITOR van dibujando, con la sutil mano del editor que los conoce a todos, los rostros de quienes están implicados en el funcionamiento del ecosistema del libro. Como si fuera el director de un casting, Castañón hace subir a escena a autores, traductores, lectores y diversos artesanos a los que aquellos confiarán la confección del libro, y como buen director de escena pone bajo los reflectores sus atributos.(Del prólogo de Alejandro Katz)
Ficha técnica
Editorial: Trama Editorial, S.L.
ISBN: 9788492755530
Idioma: Castellano
Número de páginas: 252
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 04/10/2012
Año de edición: 2012
Plaza de edición: España
Colección:
Tipos móviles
Tipos móviles
Número: 13
Alto: 24.0 cm
Ancho: 16.0 cm
Grueso: 2.5 cm
Peso: 450.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Adolfo Castañon
Adolfo Castañón (Ciudad de México, 1952) ha cultivado varios géneros; de hecho, su obra puede ser considerada como un periplo de constante ida y vuelta entre el ensayo y el poema, la traducción y la narración. Una de sus principales preocupaciones como escritor ha sido, pues, alumbrar los vasos comunicantes que contienen el germen, a veces iracundo, a veces de una nobleza solapada, a veces ciertamente risueño e intempestivo, de la palabra escrita. Si la obra de Adolfo Castañón de pronto parece regir la facilidad de una idea compartida a primera vista, lo cierto es que el viaje a que nos conduce su discurso desemboca inexorablemente en una amistad ajena a la hipérbole o a las gratuidades: amistad a secas, literatura a secas, grano compartido en la mesa que precisa de la tinta y la página múltiple de un libro bien abierto.